Mis hijos tenían 6, 8 y 10 años cuando su padre y yo nos separamos. Un año después nos divorciamos.

Como padre soltero que trabaja, había una tensión siempre presente entre el tiempo que pasaba con mis hijos y el tiempo que pasaba en el trabajo. Su padre llegó a compartir la custodia cada dos semanas. Un acuerdo que detestaba pero que también necesitaba.

Las semanas pares me quedaba en la oficina unas 12 horas al día. Las semanas impares, entraba cuando se iban al colegio, que era temprano, pero también me iba, así que volvía cuando volvían, normalmente sobre las 3 o las 4 de la tarde. A menos, claro, que hubiera un juicio, una declaración o una vista. Entonces trabajaba más desde casa.

Las semanas en las que los niños estaban principalmente con su padre, odiaba estar en casa, así que quedarme en la oficina era genial. Excepto que los echaba de menos en cuanto tenía tiempo para respirar. Las semanas en las que estaban conmigo, sentía la tensión de tener que ir a trabajar. O de no prestarles toda mi atención.

No era una situación perfecta. Pero era nuestra situación.

Esta semana he cumplido 60 años. Mis hijos secuestraron mi podcast y grabaron sus pensamientos sobre el tipo de madre que fui para ellos. Espero que lo escuchen. Es el episodio 51del podcast Velvet Hammer.

Foto: Mi página de Instagram secuestrada.