Querida abuela: pensamientos sobre su legado
Querida abuela.
Sólo te conocí a través de mi madre, que te perdió cuando tenía 14 años. Ella te idolatraba. Pasé muchas horas mirando el puñado de fotos que tenía de ti. Empezando por aquella en la que estabas junto a Gong Gong el día de vuestra boda. Nunca sonreías en tus fotos. Yo tampoco lo habría hecho si mi matrimonio hubiera sido concertado.
Mamá dijo que te estabas entrenando para ser curandera y estabas en la escuela de parteras. Pero te obligaron a dejarlo. Usted vino a América. Tuvo 11 hijos. Y murió demasiado pronto para ver qué fue de todos ellos. Nunca conociste a tus nietos. Pero estamos aquí, abuela. Y ahora tienes bisnietos e incluso tataranietos.
Hoy estaba haciendo limpieza y me he encontrado con tu foto. Me ha hecho pensar en todas las barreras a las que te has enfrentado. Muchas que nunca pudiste superar. Y, sin embargo, persististe.
A veces, abuela, me da un poco de rabia que siga habiendo barreras en mi mundo profesional. A pesar de que soy tan privilegiada en comparación con lo que tú tuviste que afrontar. Por lo general, no me detengo demasiado en las disparidades existentes, en lo que a mí respecta. O los pasos adicionales que tengo que dar como hombre no blanco para ser reconocido por la excelencia en mi campo. Pero a veces... a veces... la acumulación de todo ello me molesta personalmente.
No obtuve suficientes créditos de ética en 2021. Así que los estoy acumulando ahora mismo. Y abuela, de los dos seminarios que estoy viendo del colegio de abogados de mi estado, los cinco ponentes son blancos y hombres. Aquí estamos más de 100 años después de que nacieras, y todavía las organizaciones de élite que gobiernan a los abogados no se preocupan lo suficiente como para asegurarse de que los paneles de hombres blancos dejen de existir. Si los abogados que se supone que defienden la ley siguen negándose a ver el problema, ¿cómo podemos esperar que los demás lo hagan?
Abuela, ojalá hubieras visto a mamá cuando era abogada. Era muy poco convencional. Pero nunca intentó ser otra cosa que lo que tú le enseñaste a ser, y eso era ella misma en el sentido más fuerte y poderoso. Tanto si el mundo era justo como si no, ella seguía luchando. Este es el legado que has creado y que existe hoy en nosotros, tus hijos.
Foto: Abuela