La importancia de ir

Conocía a Shawn de otra época. Hace décadas. Era tan encantadora. Tan cálida. Tan cariñosa. No mantuvimos el contacto después de mi divorcio. No realmente. Oía hablar de ella y de Mark, su marido. De vez en cuando me encontraba con ellos. Entonces, el pasado noviembre, visitaron Maui. Vinieron a una cena que organizó Cristina. Y los años se desvanecieron. Como siempre pasa cuando tienes un amigo que ha visto todo tu interior.

Apenas unas semanas después. Shawn fue diagnosticado con glioblastoma. No operable. No sobrevivió.

Hoy es su funeral en Portland. Y la pregunta era si nunca iría.

Me levanto a las 7:30 un domingo por la mañana. Conduzco hasta el aeropuerto. Llego a las 8:30. Me dirijo a la puerta de embarque. Y esperar. Despegar. Aterrizar. Uber hasta el centro de eventos. Y mientras subo lentamente los escalones, con los demás. Dos carteles de Shawn flanquean la entrada.

La sala se llena. Se comparten fotos y recuerdos. Vídeos. Y Mark habla entre lágrimas.

Y mientras su hija Nina expresa sorpresa y satisfacción por la cantidad de gente que ha acudido a rendir homenaje a su madre y a la familia, yo me alegro mucho. De no haber intentado convencerme de no ir. De saber que iba a ir, a pesar de todo. Y que fui.

Foto: selfie en el aeropuerto.

humanoKaren Koehleramigos