Por razones sentimentales, he conservado los últimos pares. En realidad use algunos de ellos en los juicios de este año. Pero como 2022 llega a su fin. También mi deseo (en su mayoría) de volver a llevar tacones altos.
Empezó en serio en los años de la música disco. Fui a la Universidad de Washington y me negué a llevar el uniforme de vaqueros y zapatos planos. Recuerdo que cruzaba la Plaza Roja (que es de ladrillo) de puntillas, incluso bajo la lluvia.
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