La chica que jugaba con fuego
Estoy tan cautivada con el primer libro que inmediatamente leo el segundo. Luego me olvido de escribir en el blog sobre él. Lo que se me queda grabado en la mente meses después...
Este libro es la revelación de la génesis de Salander. Es un personaje tan extraño e intrigante. No la quiero del todo. Su torpeza y extrañeza rayan en lo excesivamente artificioso. No estoy segura de que la autora la "entienda" del todo. Es decir, qué sentido tiene hacerse implantes mamarios teniendo en cuenta su historial de traumas y su actitud de total desafío a la sociedad. Pero quiero creer en ella, así que aplaudo su lucha y fortaleza.
La oscuridad desempeña aquí quizá un papel aún mayor. Este mundo es más sádico. Algunos de los personajes recién introducidos están tan podridos que son casi caricaturas. No tienen un lado humano decente. Les falta cierta dimensión. Para mí, los mejores villanos son los que tienen un lado bueno y un lado malo. Porque entonces les abres tu corazón. Sentirás una cierta mezcla de emociones cuando obtengan su justa recompensa. Aquí, no hay más emoción que la de "qué persona tan espeluznante y asquerosa".
No recuerdo mucho más. Cuando leo un libro, puedo oír, sentir y ver ese mundo mejor que si fuera una película. Cuando acabo, acabo. No conservo recuerdos. Los personajes no siguen residiendo en mí. Cierro el libro y lo guardo. Y en este caso, le doy un notable.