Mis hijos tenían 6, 8 y 10 años cuando su padre y yo nos separamos. Un año después nos divorciamos.
Como padre soltero que trabaja, había una tensión siempre presente entre el tiempo que pasaba con mis hijos y el tiempo que pasaba en el trabajo. Su padre llegó a compartir la custodia cada dos semanas. Un acuerdo que detestaba pero que también necesitaba.
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