Día 4 de la Convención de la AAJ Elección del caballo
Pat LePley, mi antiguo compañero y amigo de toda la vida, está loco por los caballos. Creció amando a los caballos y me contaba historias de cuando era joven. En la época en que practicábamos juntos, no sólo los tenía y corría con ellos, sino que fue nombrado por el Gobernador Comisario de Carreras, con todos los agravantes que ello conllevaba.
Solía montar a caballo en un pequeño lugar de las Cascadas al que mi familia iba los fines de semana. Soñaba que iba a lomos de Black Beauty mientras cabalgaba. Mi muñeca derecha es ligeramente más grande que la izquierda porque me caí del lomo de uno cuando montaba a pelo detrás de mi hermana (las cosas que solíamos hacer). En fin, divago.
Cuando Pat iba al hipódromo, estudiaba las líneas, los entrenadores, los folletos diarios y las estadísticas, y luego decidía a quién apoyar. Yo, por otro lado, utilizaría un enfoque más... sensorial. Ese nombre es bonito. Me gusta el que tiene una estrella blanca en la frente (¿los caballos tienen frente?). Comparo mi enfoque con los estudios que han hecho sobre monos eligiendo qué acciones respaldar. ¿Quién sabe?
Pat tenía una yegua preciosa que tuvo un bebé. Le puso el nombre de Mary Alice de Dallas. Era la primera vez que le conocía que le pusiera a un caballo el nombre de una persona. Pat me dijo que la dedicatoria se debía a que Mary Alice le había tendido la mano y le había brindado pura amistad en una reunión de la AAJ en la que él no conocía a nadie. Ella no sólo era cálida y amable, pero un guerrero de un abogado. Mary Alice el Caballo tuvo una carrera muy dulce. Parecía delicada, pero tenía mucha fuerza.
Hay una elección disputada aquí en AAJ. Mary Alice es el caballo favorito. He oído hablar de los pedigríes implicados, he visto los colores de la campaña, me han contado todas las razones técnicas por las que ambos están cualificados. Pero esta vez, a diferencia del hipódromo, conozco personalmente a una de ellas. Y es una verdadera joya. Mary Alice McLarty.