Al principio pensé: "Bueno, Karen, qué ridículo que pienses que deberían premiarte y que te enfades por no haberlo hecho". Como mujer criada en los años 60, nos enseñaron a no ser atrevidas, a no esperar nada, a hacer un buen trabajo, a esperar que nos reconocieran y a no decepcionarnos cuando los chicos, mucho más ruidosos, se fijaban en nosotras.
Pero con esa actitud mansa de los 60 no es como se llega a la cima y se sobrevive en el paternalista mundo de los abogados. Además, me criaron unos padres que creían que si no luchabas por ti mismo y por los demás, no tenía sentido.
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